En todas las relaciones existen momentos buenos y momentos malos, pero estar permanentemente en crisis indica que algo no anda bien y quizá no se va a solucionar. Muchas veces, por miedo o por inseguridad, cerramos los ojos y evitamos enfrentar la verdad. Cuando optamos por la negación y aceptamos la infelicidad, debemos cuestionar nuestra relación.
1. Demasiada intensidad
Cuando tu pareja te bombardea con llamadas y mensajes de texto y adopta un comportamiento obsesivo.
2. Control
Decide como debes vestirte, que pensar o decir. Aparece sin invitación en tu casa, escuela o trabajo además de buscar el control en tus actividades diarias y el tiempo que dedicas a ellas. Revisa en tu celular las llamadas, mensajes y redes sociales.
3. Hay dependencia
Insiste en que pases más tiempo a su lado prohibiéndote que salgas con tus amigos. Quiere que tu vida gire en torno a él.
4. Crítica
La mayoría de las cosas que haces le molestan o le parecen ridículas. Te ofende insinuando que estás gorda, fea, que eres estúpida o loca para que te sientas mal contigo misma.
5. Culpabilizar
Busca la manera de responsabilizarte y culparte por su comportamiento agresivo al usar frases como: “Tú provocaste esto” o “Esto es tu culpa”.
6. Enojo
Pierde el control fácilmente durante las discusiones, actúa de manera violenta o tiene cambios severos de humor.
7. Menospreciar
Comienza por ponerte sobrenombres despectivos. No le toma importancia a tu opinión sobre las cosas y te hace sentir que no vales nada en más de una ocasión.
8. Desconfianza
Tu pareja es celosa en exceso: no deja de llamarte, pregunta dónde y con quién te encuentras y aunque le digas la verdad no confía en ti.
9. Intenta dominarte
Continuamente reprocha tu comportamiento e insiste que cambies. Da instrucciones de lo que debes hacer y cómo hacerlo.
10. No te sientes feliz
Cuando estas con tu pareja y ya no te sientes cómoda es momento de reconocer que estás con la persona equivocada y que tu relación, si la hubo, se ha acabado.
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